Esta entrada es porisblemnte, la más personal que voy a poner en este blog y espero que con ella sepais un poco como soy de verdad y que es lo que siento hacia este deporte, al que le dedico muchisimo tiempo, pero menos del que me gustaría.
Ahí vamos:
Tengo 18 años, y desde los 7 juego al fútbol.Al pricipio, lo típico, no me gustaba, porque ya desde pequeño era torpe con el balón y me frustraba ver que los otros avanzaban y yo no.
Así segui hasta los 1os 10 años, en los que alternaba los partidillos en el recreo como delantero (porque era muy grande, y lo sigo siendo) y los partidos del equipo como central (por lo mismo).Yo jugaba al futbol casi obligado, tanto por mis padres como por mis amigos de la escuela.Pero me aburría jugando, muchisimo.
Todo esto se remonta al año 2005, más o menos.
Futbolisticamente por televisión, recuerdo vagamente como nos echaron los Coreanos del Mundial de 2002 en los penaltis, y la final de la Euro 2004 (donde me sorprendió mucho la equipación de Grecia, nose porque), pero poco más.
Hasta que llegó la final de la UEFA Champions League del año 2005, que enfrentaba al Milán de Carlo Ancelotti, el de las estrellas, ante el Liverpool F.C (Liverpool tenía que ser) de Rafa Benitez, que para mi, lo cambió todo.
Mi padre estaba viendo el partido y me pusé a verlo con el en la primera parte: El Milán era un martillo y se fué 3-0 ganando al descanso.En ese momento yo me enfadé muchisimo, porque los goles habían sido, a mi juicio, de rebote, y entre el cabreo y el sueño, me fuí a dormir.
Al día siguiente (yo no sabía el resultado) mi madre me había grabado el partido y sin saber lo que se me venía encima, empecé a ver la segunda mitad.El resto es historia.
La emoción que sentí al anotar Milan Baros el 3-1 no la había sentido nunca, luego llego el gol de Hyppia y finalmente, el de Xabi Alonso.Y estaba Dudek. Siempre Dudek.
Nunca me había fijado en un portero, nunca.Hasta que llego Dudek.
La tanda de penaltis de esa final nunca se me olvidará, sobretodo ese último penalti: Andrey Sevchenko, héroe milanista y mi villano en aquel punto contra mi heroe, Jerzy Dudek, un portero ya veterano que llego casi rebotado al Liverpool.
Dudek agitaba los brazos a un lado y a otro, intentando confundir a Sevchenko, este lanzó a su izquierda y Dudek hizo la parada de su vida.
En ese instante, el tiempo se detuvo para él, y también para mí.
Ese fué el primer día del resto de mi vida.
Gracias, Jerzy, por todo.
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