Desde que llego a Madrid, en el lejano verano de 2010, hace 4 temporadas, Fabio Coentrao nunca habia enseñado, ni de lejos, su mejor nivel, el que le llevo a ser nombrado como mejor lateral de la UEFA Europa League con su antiguo club, el Benfica.
Problemas de confianza, problemas con las lesiones (sobretodo las musculares) y problemas extradeportivos (si fuma o no, su supuesta mala relación con la prensa) no le habían dejado brillar como se esperaba en Chamartín.
Todo esto cambio hace cosa de un mes, con la lesión del hasta ahora (y siempre durante estas 4 temporadas del portugués en Madrid) Marcelo, lo que le abrió las puertas de la titularidad al bueno de Fabio, no sin antes sembrar muchas dudas ante su siempre exigente afición, que veia con mejores ojos la titularidad del canterano internacional español Nacho Fernández.
Estas dudas, duraron literalmente, una semana, de martes a martes: la eliminatoria de cuartos de final ante el Borussia Dortmund le consagró a ojos del madridismo más reacio (subia, bajaba, secó a Aubameyang en la ida y no permitió las entradas de Grosskreutz en la vuelta).
Pero el wonder month de Coentrao continuo ante el Barcelona en la final de la Copa del Rey: Subió con efectividad la banda, dio la asistencia de gol a Gareth Bale y secó al lateral derecho más peligroso ofensivamente del mundo, Daniel Alves.
Y ayer, en la ida de la eliminatoria de Champions se coronó, junto a Pepe, el mejor jugador en el campo, hizo de todo y todo bien: asistió a Karim Benzema en el único gol del partido, haciendo lo que más le gusta, subir su carril aprovechándose de su habilidad y físico privilegiados y defendió a Ribery de forma colosal, sin dejar que el Napoleon de Munich se acercará con peligro al arco de Casillas.
Parece que, por fin, Fabio ha encontrado el nivel que satisface a todos: a él, a su familia, al club y sobretodo, a una afición que ya empieza a aplaudir con fuerza a su nuevo héroe.
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