lunes, 31 de marzo de 2014

Naismith o la cultura del esfuerzo

''Otra tarde de domingo sentado en el banquillo.45 minutos viendo como un Fulham inofensivo pasaba por encima de nosotros, en nuestra peor primera parte de la temporada.Se que Bob me va a llamar y tengo que demostrarle lo que valgo, una vez más''
Esto debió pasar por la cabeza de Steven Naismith (Naisy, como se le conoce cariñosamente en la parte azul de Liverpool), cuando entró en el minuto 46 de partido, justo en el descanso, sustituyendo al tocado Ross Barkley.
Desde un banquillo del que está acostumbrado a salir como revulsivo, como bombero, como esperanza.
Porque Naisy no es, ni de lejos, el futbolista de más calidad del equipo: en verano se habló de una salida hacia el club donde pasó sus primeros días, el Celtic, pero solo la insistencia de Roberto de que sería importante le dejó en el club, pero seguramente, sea el futbolista de más corazón y raza de los Toffees: consciente de sus limitaciones, presiona y corre como el que más y sabe de su situación en el equipo y aprovecha todas sus oportunidades.
Por ejemplo, cuando Lukaku se lesionó, Roberto lo situó fuera de su posición, de falso 9 y dió un rendimiento excelente, anotando tres goles en este periodo de tiempo.
Este domingo, el primer balón que tocó, se convirtió en gol, tras empalmar un balón suelto en la frontal del área y treinta minutos y kilómetro y medio recorrido después, recogió un balón de Baines para definir ante Stockdale.
''Otra vez aqui, después de todo, otros tres puntos más cerca de la gloria'' pensaría Naisy después de anotar un tres a uno que finiquitaba el partido.
Porque Naismith representa, antes que cualquiera otra cosa, el esfuerzo de un luchador nato, como bien dice el himno de su país, Escocia.


Towering in gallant fame,
Scotland my mountain hame,
High may your proud
standard gloriously wave,
Land of my high endeavour,
Land of the shining rivers,
Land of my heart for ever,
Scotland the brave.



Y bien orgulloso que están en Liverpool de él.








domingo, 23 de marzo de 2014

Matić y 10 más.

Este pasado sábado el Chelsea de Jose Mourinho goleo a el Arsenal de Wenger (que cumplia 1000 partidos en Premier League) por seis goles a cero, un resultado tremendamente abultado y muy justo, pues lo visto en el campo fue  lo que, precisamente, nos dice el marcador: superioridad física y táctica del Chelsea sobre un Arsenal que no supo que hacer en ningún momento.
Una de las claves en este resultado fue la presencia del mediocampista serbio Nemanja Matić, fichaje de invierno del Chelsea (25 millones de £) y titular indiscutible desde que llego al club londinense.
Mourinho alineo un 4-2-3-1 y mantuvo a Matić junto a David Luiz en el centro del campo y el duo funcionó a la perfección: no serán los dos jugadores más técnicos de la Premier, pero consiguieron asfixiar al centro del campo del Arsenal y ayudaron a una rápida salida de balón hacia las bandas, donde Schürrle y Hazard hicieron mucho daño y hacia la delantera, donde las verticales carreras de Eto'o (con o sin 37 años) provocaron errores en la defensa "Gunner.

Precisamente, de los pies de Matić nace la jugada del 3-0, pues es este quien asiste a Schürrle para que este defina ante el meta polaco Wociej Szczesny.
También destaca la aparición de un Oscar muy gris en partidos anteriores pero que en este (en parte gracias al trabajo de Matiç y Luiz) encontró la libertad de movimientos deseada, anotando el quinto y provocando el penalti del cuarto gol.
En el otro bando, los del norte de Londres no se encontraron cómodos nunca. Arsenè Wenger alineo un 4-2-3-1 con un centro del campo formado por Mikel Arteta y Alex Oxlade-Chamberlain (que debió ser expulsado, pero lo hizo Gibbs en su lugar, en un error arbitral tremendo) se vieron siempre superados por el rival y no se vieron apoyados por unos interiores bloqueados por la presión de ambas bandas del Chelsea tanto con Hazard en el campo, como cuando salió Salah, autor del gol final tras un error en cadena de una defensa del Arsenal carnavalesca.
Todo lo ocurrido en Londres este sábado nos ayuda a concluir en lo siguiente: sin Matić en el campo, el Chelsea hubiera sufrido mucho más, pero con el serbio en el campo, siendo la extensión de Mou en el césped, no hay manera de jugar cómodo.
Ya es un gran jugador, pero el curso que viene crecerá aún más.
Y el Chelsea y sus opciones de triunfar, lo harán con él.